jueves, 21 de agosto de 2008

Daniel "Rana" Valencia

Idolos de Siempre.


José Daniel Valencia. "El Rana".



Una destemplada tarde del mes de mayo de 1975 sobresalió la figura de aquel muchachito morocho de pelo largo, que enfundado en el traje azul, uniforme de la delegación, esperaba turno para entregarle el pasaporte respectivo al empleado administrativo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), señor Manuel Moure. Lejos del ruido de sus compañeros, de las cámaras de televisión, de las bromas y chanzas de los familiares que acompañaban en la despedida al seleccionado argentino juvenil de fútbol que competiría en Toulón, Francia, en el campeonato “Esperanzas”.

Estaba en Ezeiza. Y entregó el pasaporte y viajó. Con la gran ilusión bajo el brazo. Con una delegación que integraron entre otros: Ferrero, Van Thuyne, Pavón, Passarella, Tarantini, Quinteros, Trobbiani, Gallego, Salas, Valdano, Forgués, Giordano, Suarez, Espinosa, Olivares. Y ganaron el campeonato. Invictos. José Daniel Valencia ya empezó a cosechar elogios de la prensa argentina; pero curiosamente también de la extranjera. Allí quedó abierta una meteórica y brillante carrera.


José Daniel Valencia nació en San Salvador de Jujuy el 3 de Octubre de 1955 y se jacta de haber tenido la suerte de haber jugado siempre en primera división: “Que recuerde, nunca jugué en divisiones menores. Lo que pasa es que hasta los 16 años jugaba en clubes de barrios o en potreros. Recién a esa edad fui a Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Y allí jugué un domingo en la cuarta, y en la siguiente fecha me pusieron en la primera”.

Decir que José Daniel “Ranita” Valencia nació en una cancha de fútbol, es algo más que una frase hecha; es, en este caso particular, una concreta realidad. Su padre, ya fallecido, era cuidador de la cancha de la Liga Jujeña de Fútbol y toda su familia vivía en la misma cancha. Allí nació José Daniel.

A Gimnasia y Esgrima llegó de la mano de Marcial Acosta y jugó sus primeros encuentros de puntero, pero su poco apego a la raya y la vocación especial por la gambeta, lo llevarían, con el tiempo, a ser un volante de excepción. No obstante, en 1973 Buenos Aires lo vio jugar de puntero en el Nacional en el que participó Gimnasia y Esgrima de Jujuy.

En el 74 ya pasó de volante y junto con Palacios y Alderete hicieron las delicias de propios y extraños. Les decían Gaby, Fofó y Miliky por el show que brindaban en cada presentación.

Humberto Dionisio Maschio le diría en alguna oportunidad al matutino “Clarín” de Buenos Aires: “Valencia es uno de los mejores jugadores que vi en mi vida”

Y llegó la selección del interior y la exclamación de Menotti: “ Mirá, mirá como mueve. Que fuerza tiene. Va y viene todo el partido y encara, mete y tiene talento. Eso es lo importante”.

Enseguida cayeron los ofrecimientos. Primero Talleres, Huracán, Independiente. Pero “Ranita” (le decían asi por la cara chupada y el físico chiquito) no dejaba Jujuy. Al cumplir los 18, vuelve la carrera, Talleres……..Boca, pero al final gana Talleres.

Cuatro viajes a Jujuy le demandaron convencer a doña Blanca, su madre, quien finalmente acepta. 450 millones de los de antes lo hicieron posible. La pareja Valencia-Alderete viaja rumbo a Córdoba.

El día del debut, Amadeo Nuccetelli, presidente de Talleres y alma ejecutora de aquella operación, lo contó así en la Revista “El Grafico”: “Nunca se vio nada igual en Córdoba. La gente hizo más de tres cuadras de cola para conseguir los bonos de entrada que costaban diez, veinte y cincuenta mil pesos. La entrada general por aquel entonces era de mil quinientos pesos, asi que saquen la cuenta cómo apoyó la hinchada esas compras”.

Una tarde el Santos, el mismo que hiciera famoso a Pelé, pasó por Córdoba. Talleres lo venció por 2 a 1 y uno de los grandes del fútbol mundial, el volante Clodoaldo dejó su impresión: “El diez que jugó esta tarde bien lo podía haber hecho en la mejor época del Santos. Allí también hubiera sido un espectáculo”. Ese diez era José Daniel Valencia.

No hace mucho, Roberto Marcos Saporitti le confió al periodista Eduardo Rafael, de editorial Atlántida: “Valencia es como un hermoso paisaje. Primero causa asombro, y después lo sigue viendo a toda hora y siempre le encuentra otro detalle más lindo que el anterior”.

Y llegó el mundial y pasó. Y triunfó. Y llegaron las giras por Europa (con Talleres)… y siguió gustando. José Daniel Valencia. O tan solo “Ranita” Valencia. De pie señores… que se habla de fútbol… De ese fútbol sin par, de un “diez” que califica.

VALENCIA "EL PRIMER VIOLIN DE LA ORQUESTA"

"El Gráfico"



Lo escuchamos y leímos desde fines de 1974.

• Es un fenómeno. El gran crack que espera el país.
Después lo confirmaron los entendidos.

• Es uno de los mejores jugadores que vi en mi vida (Maschio).


• Puede llegar a ser el mejor jugador de los últimos años (Menotti).

Sin embargo detrás de tantos elogios apareció un cono de sombras. ¿Podrían haberse equivocado tanto todos, podrían haber caído en el error dos hombres como Maschio y Menotti?

Paso el tiempo. Hubo que esperar tres años para que, en Buenos Aires, se volviera a hablar de sus condiciones. Para que en el país se volviera a aplaudir a José Daniel Valencia.

—¿Por què?

—Por varios motivos. Me pasaron muchas cosas. Felizmente me pasaron a los 20 años. Ahora, a los 22, tengo la experiencia de un hombre de 30. Por eso no me arrepiento. Sé que no volvería a cometer esos errores. Algunos dicen que maduré como jugador. . . Yo pienso que lo hice como hombre.

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La historia arranca en San Salvador de Jujuy.

—¡Dale Ranita, pasala!
—iVamos Ranazo! iBien Ranazo!
Los pibes del equipo le reprochaban esa manía de no pasar la pelota. Don Carlos Valencia, que de eso sabía mucho, aplaudía y elevaba a su hijo a la consideración de "Ranazo" despues de cada gambeta. El padre Marcelo, bonachón y alegre, movía la cabeza y sentenciaba:
—Este va a salir bueno. . .



Y se cumplió la profecía.

No había que ser mago para adivinar. Desde muy chiquito se le notaban las virtudes para el fútbol. Era inteligente, despierto. Muy travieso en la clase. Aquí en el colegio lo teníamos cortito. Estaba acostumbrado a jugar con muchachones de más edad que él y se mezclaba en cualquier partido. Lo venían a buscar y el iba. No importaba dónde. Le decían "tRanita" por su cara y por su físico. Fue siempre chiquito, menudito. Tenía condiciones también para el estudio, pero dejo en segundo año. Eso sí, igual continuó jugando para el equipo del colegio. Después que murió su padre vinieron los dirigentes de Gimnasia y Esgrima y convencieron a la madre para que firmara para ellos. Yo me opuse. "Déjelo que madure", le decía siempre a doña Blanca. Pero firmó no más para Gimnasia por 300.000 pesos viejos. De este colegio siempre salieron buenos jugadores. Como Palacios, que ahora esta en Valladoiid, España, y que era compñero de Valencia.


El padre Marcelo Gottig, entrerriano, con 25 años de residencia en Jujuy, habla de la niñez de Valencia con especial predilección. En las aulas de su colegio —El Salvador, de la Congregación del Verbo Divino— supo inculcarle los conocimientos fundamentales y en el patio dejo que desarrollara todas las condiciones que le venían de cuna.

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Año 1973. Fin del primer tiempo en Jujuy entre Gimnasia y Esgrima y Talleres de Córdoba. Rivadero—aquel volante que paso por Racing— se iba protestando.

—No se que hacer. Nos esta enloqueciendo. Me voy a tirar más a la derecha para marcar a ese número diez. En una de esas mejoramos.
Daniel Willington
solto la carcajada y con tono socarron le confidenció a su compañero:

—Mirá Pancho. . . Yo te doy el mejor consejo: anda a buscar una escopeta y cuando lo tengas cerca le apuntás a la pelota y se la reventás. Es la única manera, viejo. . .

Ese día los cuatro delanteros de Gimnasia, López, Palacios, Valencia y Alderete. siguieron con la fiesta de túneles y gambetas frente a los defensores cordobeses. Después repitieron frente a Independiente y Huracán, flamante campeón del Metropolitano. Fue entonces cuando César Luis Menotti descubrió a "Ranita" e inmediatamente le pidió a los dirigentes que lo llevaran a su equipo. Mas tarde cayeron los ofrecimientos de Boca y Talleres de
Córdoba.
José Daniel no había cumplido aún los 18 años.


La carrera la ganó Talleres.

Marcos Delichi, gerente de Talleres, inicia otro de los capítulos de la historia. —Tuve que viajar cuatro veces a Jujuy para convencerlo.

—¿Sabés qué pasaba? Yo estaba muy bien en Jujuy. No me interesaba dejar a mi gente, a mi ciudad. Mi vieja tampoco sabía que hacer. Le hablaban de Huracán, de Boca, de Talleres. Yo pensaba que ni en Huracán ni en Boca podía jugar. Estaban Babington, Brindisi, Potente, Ferrero. Al final me decidí por Talleres. Por suerte me fue bien.


Cuatro viajes a Jujuy. Cuatro viajes para convencer a doña Blanca y a una novia que presentía el final del primer amor. ...

— ¡Yo era tan pibe!

Cuatrocientos cincuenta millones de los viejos rompieron la resistencia. La pareja Valencia - Alderete fue rumbo a Córdoba. El día del debut lo cuenla Amadeo Nuccetelli, presidente y visionario que no se amedrentó ante las dificultades.

—Nunca se vio nada igual en Córdoba. La gente hizo mas de tres cuadras de cola para conseguir los bonos de entrada que costaban diez, veinte y cincnenta mil pesos. La entrada general por aquel entonces era de mil quinientos, así que saquen la cuenta como apoyó la hinchada a esas compras.

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Fue entonces cuando a José Daniel Valencia empezaron a pasarle cosas. El auto, la noche. el cigarrillo. los anteojitos hippie, la música progresiva. el dinero, mucho dinero y toda la fama que una ciudad es capaz de regalarle a su ídolo. También un departamento en Carlos Paz. Todo eso a los 20 años. Solo 20 años.

—¡Yo era tan pibe!

La seleccion lo acercó a Buenos Aires y el estadio de River lo vio meter dos túneles a los soviéticos en los primeros diez minutos del partido. También fundirse a los veinte.

—Yo me equivoqué. Uno a los 20 años no piensa mucho. Ve venir las cosas y las quiere tomar todas. Es entonces cuando se da cuenta que ha equivocado el camino. Eso fue lo que me pasó. De golpe me encontré con que era un niño-mimado y me olvidé hasta del fútbol, que era quien me había dado la fama. Cosas de chico. Además, mandé un telegrama que no llegó, para exceptuarme del servicio militar, por ser único sostén de madre viuda y terminé preso. Ese fue el punto final de la historia. Ahí volví a ser el de antes. Volví al fútbol. Empecé el regreso a lo que todos querían que fuera. Además volví para demostrarle a un amigo como es Menotti que si el había tenido razón al borrarme de la selección, yo por mis condiciones estaba dispuesto a volver a ella. No puedo olvidarme en estos momentos que hubo gente que me ayudó. que me guió para que el cambio se produjera. Dos señores, dos grandes amigos: Oscar Ghezzi y Ricardo Curi. Ellos no sólo me hicieron comprender si no también ayudaron a mi madre y a mis hermanos.

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Volvió una tarde.

En Santa Cruz de la Sierra, antes del comienzo del Torneo Nacional, deslumbró a los paraguayos de Olimpia. De allá se trajo esta pregunta:
—¿Cómo no está en la Setección Argentina?

Santos pasó por Córdoba, ganó 2 a 1 y Clodoaldo, aquel mundial del 70 dejó su reflexión.
—Ese diez podría haber jugado en el Santos de la mejor época. Aquel Santos de Pelé.

El Nacional hoy lo pasea por el país y el país se da el gusto de gozarlo y aplaudirlo hasta la el delirio.
—En cualquier momento hace un gol para la historia (Amadeo Nuccetelli).

—Cuando Menotti me dijo que era el mejor jugador de los últimas tiempos -- su imaginación, por su habilidad en los espacios reducidos— no estuve de cuerdo. No me convencía. Ahora despuéts de convivido junto a él, todos los días descubro cosas nuevas. Es como un hermoso paisaje. Primero causa asombro lo sigue viendo a toda hora y siempre encuentra otro detalle más lindo que el anterior
(Roberto Marcos Saporitti).

José Daniel Valencia dejó el departamento de Carlos Paz. Vive junto a su madre y dos hermanas.Baja de las nubes, pisa tierra firme que lo hace aparecer con más frecuencia, la gambeta, el amague, los piques, aquellos que lo elevaban a la categoía de "Ranazo" en la cotización del campeonato de La Tablada, estadio de la Liga Jujeña de Fútbol. En la cotización de don Carlos Valencia,su padre, el que lo vió llegar al mundo con una pelota de cuero brazo.

Ahora Valencia tiene una sola revancha que cobrarse.

—¿La Seleccion, Daniel?
—Si. La Selección. Es una obsesión que tengo metida en la cabeza. Ya le dije porqué. Porque sé que no voy a repetir los errores que cometí y porque tengo que saldar una deuda con un amigo: César Luis Menotti. ©




Fotos: Nota -"El Gráfico"-











Partido Homenaje.

Síntesis del amistoso Talleres 3 - Argentina 2

Talleres: Héctor Baley; Pablo Comelles, Carlos Bustos, Victorio Ocaño y Víctor Binelli; Emilio Commisso, Víctor Chazarreta, José Valencia y Diego Maradona; Angel Bocanelli y Mario Bevilacqua.
DT: Juan José López.

Seleccionado Argentino: Sergio Goycochea; Néstor Clausen, Miguel Oviedo, Daniel Killer y Juan Barbas; Ricardo Giusti, Sergio Batista, Héctor Enrique y Jorge Burruchaga; Santiago Santamaría y Leopoldo Luque.
DT: Ricardo Pizzarotti.

Goles:
30' PT Bocanelli (T)
38' PT Enrique (SA).
06' ST Chazarreta (T)
09' ST Maradona (SA)
12' ST Garay (T)

Cambios en el segundo tiempo:
Al inicio Eduardo Astudillo por Ocaño (T)
Alderete por Commisso (T)
Diego Garay por Maradona (T)
Albornos por Valencia (T)
Humberto Bravo por Luque (SA)
Maradona por Enrique (SA)
Valencia por Santamaría
20' ST Coleoni por Bocanelli (T)
21' ST Ocaño por Binelli (T)
30' ST Luque por Maradona (SA)
35' ST Luque por Valencia (SA)

Cancha: Olímpico (Córdoba)
Arbitros: Juan Bava y Jorge Vigliano.


Fotos Del Rana:





















































Actualizado - FOTOS -








































Gabi_Talleres

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